La baja puntuación del país en el Índice de Percepción de la Corrupción, desarrollado por Transparencia Internacional, indica que la corrupción es percibida como generalizada en todas las instituciones del Estado, lo que afecta negativamente la confianza ciudadana, la economía y el acceso a servicios básicos
Venezuela sigue entre los países más corruptos del mundo, obteniendo una calificación de 10 sobre 100 en el Índice de Percepción de la Corrupción de 2024 de Transparencia Internacional. Esto representa un deterioro respecto al año anterior, cuando registró 13 puntos.
El resultado ubica al país como más corrupto de América Latina y el tercero con peor puntuación a nivel global, solo por encima de Somalia (9) y Sudán del Sur (8). Además, fue una de las 13 naciones que empeoraron ostensiblemente su calificación en comparación con los últimos años, confirmando la persistencia de la corrupción en el sector público.
Corrupción generalizada en el Estado
La baja puntuación en el Índice de Percepción de la Corrupción indica que la corrupción es percibida como generalizada en todas las instituciones del Estado, lo que afecta negativamente la confianza ciudadana, la economía y el acceso a servicios básicos. En un país donde la crisis humanitaria ha empujado a millones a la pobreza, la corrupción representa un obstáculo adicional para la recuperación.
El informe también vincula la corrupción con la crisis climática y destaca que los países más vulnerables al cambio climático suelen tener bajos puntajes en el índice. En el caso venezolano, esto se traduce en la mala gestión de recursos naturales y la falta de transparencia en proyectos ambientales.
Además, el reporte confirma que en los regímenes no democráticos la corrupción es mayor, lo que refuerza la relación entre el autoritarismo y la impunidad. La falta de instituciones independientes y el debilitamiento del Estado de derecho en Venezuela, alerta, facilitan prácticas corruptas sin consecuencias reales para los responsables.
En contraste, países como República Dominicana, Moldavia y Zambia han logrado mejorar su puntuación en los últimos cinco años, lo que demuestra que, con políticas efectivas y mayor transparencia, es posible reducir la corrupción.
Para Venezuela, este nuevo descenso en el ranking global de corrupción subraya la necesidad de reformas estructurales profundas, incluyendo mayor fiscalización del gasto público, independencia judicial y libertad de prensa, condiciones fundamentales para frenar la corrupción y recuperar la confianza en las instituciones.