Las promesas del presidente venezolano Nicolás Maduro de elevar la producción petrolera de su nación a 2 millones de barriles diarios quedaron empantanadas en un contexto de corrupción, sanciones extranjeras, desmoralización del personal y altísimos costos operativos, aseguran expertos.
Un grupo de especialistas en asuntos energéticos coincide en que la producción petrolera de Venezuela pudo verse comprometida por la trama de corrupción multimillonaria ocurrida en años recientes en la empresa estatal PDVSA, considerada como la principal fuente de divisas y aportes al producto interno bruto del país suramericano durante décadas.
El chavismo denunció en marzo el desmantelamiento de “tramas de corrupción” en PDVSA y otras empresas del Estado, en las que decenas de funcionarios, jueces, políticos, empresarios y militares desfalcaron entre 3.000 y 21.000 millones de dólares, especialmente en cuentas por cobrar de operaciones petroleras, según reportes.
Las irregularidades administrativas con recursos derivados del petróleo confirmadas por el gobierno de Nicolás Maduro, el partido de gobierno y la fiscalía general de Venezuela se tradujeron en falta de institucionalidad en PDVSA, el manejo poco transparente del dinero del Estado y la desmoralización de la masa laboral de la empresa, señalan los analistas.
La opacidad refleja la “baja institucionalidad” que termina erosionando la producción, apunta el decano de la facultad de ciencias económicas de la Universidad Metropolitana (Unimet), Luis Oliveros.
Hasta esta semana, la Fiscalía venezolana ha confirmado la detención de 55 personas en una trama de corrupción y están en busca de otras 12.
Sin transparencia ni controles
Venezuela ha mantenido desde noviembre de 2021 un promedio de producción que ronda los 700.000 barriles de crudo por día. Según el gobierno, ese techo obedece a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos.
El propio Maduro prometió hace un año que elevaría la producción petrolera a 2 millones de barriles por jornada, una meta descartada de inmediato por especialistas. Para ello puso al frente de la industria a Tareck El Aissami, quien renunció a raíz del escándalo de corrupción.