Por Carolina Jaimes Branger – El Nacional
Los “bullies” jamás se esperan ser “bullyados”. Ellos se sienten empoderados de agredir con alevosía, mala intención y molestar a otra persona, pero jamás, léase bien, JAMÁS, esperan ser ellos los “bullyados”. Sus agresiones son intencionadas: siempre buscan intimidar, humillar y dañar a sus víctimas, que, por lo general, son los más débiles, por alguna u otra razón. Sus acciones de hostigamiento nunca son eventos aislados, ocurren de manera repetida a lo largo del tiempo y eso, por desgracia, genera un efecto acumulativo en la o las víctimas. Cuando vemos los índices de suicidios en niños y adolescentes subir casi exponencialmente, se debe principalmente a que ahora, con las redes sociales, el “bullying” dura 24 horas al día.
Se puede “bullyar” de muchas maneras: en la escuela, en los grupos de deportes, o en cualquier otra actividad gregaria. También se puede “bullyar” a través del “humor”. Y pongo “humor” entre comillas, porque, al menos para mí, hacer Humor -mayúscula adrede- no es burla. Burlarse es una manera cruel y barata de hacer humor y quienes se ríen de esas burlas, tienen un problema emocional tanto como el humorista que se burla.
Me ha sorprendido la enorme cantidad de solidaridades automáticas que el humorista George Harris ha recibido de personas a quienes conozco y respeto. “Eres grande”. “Eres un caballero”. “Representas muy bien el gentilicio venezolano” fueron algunos de los epítetos con los que se refirieron a él. Honestamente, a mí ni me pareció ni grande, ni caballero y mucho menos siento que alguien como él me representa como venezolana.
Cuando ese señor accedió ir a Viña del Mar… ¿no averiguó que allá al público lo llaman “el monstruo” y que el “bullying” va del público hacia el artista? Si el artista aguanta, entra al salón de la fama del festival. Me niego a creer que no sabía eso. Sin embargo, el señor Jorge Enrique González, alias George Harris, en vez de tomárselo con soda y usar su ingenio para replicar, no tardó en perder los estribos y responderles -a unas pocas personas que pertenecen a los grupos de “bullies” del “monstruo”- de manera soez y personal. No me voy a molestar en repetir lo que dijo, porque está en todas las redes. Y lo del público no fue un acto de xenofobia. Se lo han hecho, a lo largo de los muchos años que lleva el festival, a una gran cantidad de artistas, incluyendo chilenos.
Lo siento, pero González (Harris) recibió como remedio su propia medicina y espero que le sirva de lección. Nunca me olvidaré de su burla hacia los autistas y de lo mal que le cayó el artículo que le escribí en aquella oportunidad. Simplemente, no le pareció que había ofendido a nadie. Ahhh… ¡Pero ahora el ofendido es él!
Sólo espero que esta experiencia le sirva para darse cuenta de lo horrible que es ser “bullyado”. Y que, en vez de insultarme otra vez, se revise él y revise sus rutinas de humor, a ver si logra hacer reír sin hacer uso de las desgracias humanas. Que nunca es tarde para empezar a ser empático…
@cjaimesb