Las acciones del gobierno de Nicaragua contra los opositores políticos le ha ganado el rechazo de líderes políticos latinoamericanos denominados “de izquierda”, como Colombia, México, Chile y Argentina, quienes, según expertos, estarían dejando atrás la “solidaridad ideológica”
Recientemente Ortega despojó de su nacionalidad a más de 300 opositores, algo que marcarían “la primera vez que los líderes de izquierda elegidos democráticamente se diferencian de los regímenes autoritarios, independientemente de su retórica ideológica”, dijo a VOA Manuel Orozco, director de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano, un centro de análisis e intercambio político.
“Nicaragua no es vista ni interpretada ni considerada como parte de la izquierda, sino como una dictadura común a la que las democracias no están preparadas para soportar”, agregó Orozco.
Dentro de las personas despojadas de su nacionalidad se encuentran varias personas exguerrilleras que combatieron junto a Ortega, antes del triunfo de la revolución sandinista, como Dora María Téllez, por quien el gobierno de Chile, dirigido por Gabriel Boric, y el mandatario Andrés López Obrador, pidieron en reiteradas ocasiones su libertad, luego de ser detenida.
Gabriel Boric, presidente de Chile fue el primero en reaccionar en la región tras enterarse que la poeta Gioconda Belli, el escritor Sergio Ramírez, entre otros, habían sido despojados de su nacionalidad. “No sabe el dictador que la patria se lleva en el corazón y en los actos, y no se priva por decreto”, dijo Boric.
Posteriormente siguió el mandatario de Colombia, Gustavo Petro, quien es un exguerrillero de tendencia izquierdista. Petro, por medio de la Cancillería colombiana expresó que “ha registrado con repulsión las medidas tomadas de manera arbitraria por Nicaragua contra ciudadanos de su país”.
De acuerdo con la socióloga nicaragüense y feminista María Teresa Blandón, “se ha visto un protagonismo muy claro de gobierno de izquierda” en la crisis de este país centroamericano.
“Estamos hablando de unas nuevas izquierdas que como lo ha dicho el presidente de Chile, Gabriel Boric, que tienen una apuesta por la paz, tolerancia y pluralidad de ideas, y derechos humanos, creo que eso nos da esperanza”, subrayó la socióloga a la VOA.
Izquierda debe ser progresista
Manuel Orozco, del Diálogo Interamericano, asegura que la izquierda latinoamericana actual “tiene claro que su agenda progresista debe ser pragmática y consistente con las demandas de la gente en la sociedad moderna”, por ejemplo, mejor acceso a servicios públicos particularmente en salud y educación.
“Los países que se separan de eso se enfrentan a la protesta social, que es lo que se ve aumentar en México, o se observó con el referéndum chileno, por ejemplo”.
Estas diferencias entre los líderes, también responderían a que la izquierda en América Latina es heterogénea, desde Venezuela y Cuba hasta Chile, apuntó Benjamin N. Gedan, director del Programa Latinoamericano del Wilson Center, un centro de pensamiento en Washington D.C.
Gedan catalogó como un hecho “afortunado” que Ortega pareciera haber perdido casi todo el apoyo de gobernantes latinoamericanos de izquierda.
“Aunque Ortega conserva importantes aliados internacionales, incluida China, su aislamiento regional debería ayudar a presionar a su régimen para que reconsidere la represión de la oposición política, a los medios de comunicación independientes, la Iglesia Católica