El papa Francisco reconoció el potencial de las nuevas tecnologías, pero instó este lunes al uso ético de la inteligencia artificial, en un discurso a los participantes en una reunión de nivel de científicos y expertos organizada por el Dicasterio para la Educación y la Cultura del Vaticano.
“Estoy convencido de que el desarrollo de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático tiene el potencial de contribuir de manera positiva al futuro de la humanidad”, dijo el papa en su discurso.
Pero, aseveró, que “al mismo tiempo (…) este potencial se realizará solo si existe un compromiso constante y consistente por parte de quienes desarrollan estas tecnologías para actuar de manera ética y responsable”.
Al respecto mostró su preocupación por que “las tecnologías digitales hayan aumentado la desigualdad en nuestro mundo” y planteó algunas preguntas: “¿Pueden nuestras instituciones nacionales e internacionales responsabilizar a las empresas de tecnología por el impacto social y cultural de sus productos?”.
“¿Existe el riesgo de que el aumento de la desigualdad socave nuestro sentido de solidaridad humana y social? ¿Podríamos perder nuestro sentido de tener un destino compartido?”, inquirió.
El verdadero objetivo, dijo, “debe ser que el crecimiento de la innovación científica y tecnológica vaya acompañado de una mayor igualdad e inclusión social”.
También destacó que “el concepto de dignidad humana intrínseca requiere que reconozcamos y respetemos el hecho de que el valor fundamental de una persona no se puede medir solo con datos”.
“En la toma de decisiones sociales y económicas”, continuó, “debemos ser cautelosos al delegar juicios a algoritmos que procesan datos, a menudo recopilados subrepticiamente, sobre la composición y el comportamiento previo de un individuo”.
Y añadió: “No podemos permitir que los algoritmos limiten o condicionen el respeto a la dignidad humana, o excluyan la compasión, la misericordia, el perdón y, sobre todo, la esperanza de que las personas sean capaces de cambiar”.
Advirtió de que estos datos pueden estar “contaminados por los prejuicios y las ideas preconcebidas de la sociedad”.
“El comportamiento pasado de una persona no debe utilizarse para negarle la oportunidad de cambiar, crecer y contribuir a la sociedad”, agregó.
Estoy convencido de que el diálogo entre creyentes y no creyentes sobre las cuestiones fundamentales de la ética, la ciencia y el arte, y la búsqueda del sentido de la vida, es una vía para la construcción de la paz y el desarrollo humano integral
Papa Francisco