La tendencia hacia la disminución en la cantidad de nacimientos de madres adolescentes entre 15 y 19 años se mantuvo durante 2022, comportamiento que ha sido constante durante los últimos 10 años.
Así lo evidenció información suministrada por la Dra. Nineth Alarcón Alba del Programa para la Atención Integral a la Adolescencia (PAIA) donde el 2022 logró cerrar con 4 724 nacimientos de madres de ese grupo etario, 126 menos que en el 2021 y 1 235 menos que en el 2020.
La funcionaria resaltó que la obtención de estos resultados responde al posicionamiento, a nivel país, del trabajo interinstitucional que se ha venido realizando en el tema, desde hace más de una década, conducido por el Consejo Interinstitucional de Atención a la Madre Adolescente (CIAMA).
Además de la Caja Costarricense de Seguro Social, el CIAMA está integrado por el Ministerio de Salud (coordinador), Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, Patronato Nacional de la Infancia, Instituto Nacional de las Mujeres, Instituto Mixto de Ayuda Social, Instituto Nacional de Aprendizaje, Dirección Nacional de CEN CINAI, Consejo de la Persona Joven y Ministerio de Educación Pública.
La doctora reconoció que, así como el embarazo en la adolescencia es resultado de múltiples causas, por ende, su abordaje ha debido realizarse desde distintas instancias e instituciones y de ahí que se hayan obtenido resultados tan positivos.
También enfatizó en que la decisión de la CCSS de incorporar (desde 2015) alternativas de anticoncepción dirigidas a personas adolescentes, como los implantes, acompañados de información y consejería sobre su salud sexual y reproductiva, marcaron una diferencia significativa y reforzaron de manera sustancial la posibilidad de que las jóvenes pudieran tener más control del ejercicio de su sexualidad de manera informada y protegida y a definir sus propios proyectos de vida. Para ese año se registraron 11 600 embarazos en jóvenes entre 15 y 19 años y siete años después (2022) sólo se registraron 4 934.
Como antecedente importante en esta temática, mencionó al Proyecto Salud Mesoamérica para la prevención y atención del embarazo en la adolescencia, que se ejecutó en las regiones Brunca y Huetar Atlántica y que contó con financiamiento mixto entre externo y nacional. Así como el acuerdo nacional de ampliación de la oferta anticonceptiva que firmaron la CCSS y el Ministerio de Salud (en 2014) a partir del cual se empezaron a realizar una serie de acciones a nivel institucional con involucramiento de varias instancias como la Gerencia Médica, la Gerencia de Logística y el Comité Central de Farmacoterapia.
Además, se implementó un proceso nacional de capacitación a los equipos de atención en todo el país con el objetivo de trabajar y reforzar la consejería y la prescripción de los métodos anticonceptivos en general, pero con mayor énfasis en la población adolescente, al introducir el implante como nuevo método. Actualmente existen en la institución más de 1 000 prescriptores médicos o de enfermería obstétrica certificados. La capacitación incluyó también a personal de trabajo social, enfermería, psicología, personal de redes, entre otros.
La doctora agregó que la CCSS continúa trabajando en facilitar el acceso a los métodos anticonceptivos y de protección sexual y al proceso educativo que acompaña esta oferta, ya que se cuenta con métodos pertinentes para la población adolescente, como el implante, que al ser de larga duración, de fácil colocación y donde las jóvenes no tienen que “acordarse” de tomarlo, contribuye a la prevención del embarazo en esta etapa de la vida.
AÚN QUEDAN RETOS PENDIENTES
Si bien para la Dra. Alarcón Alba se ha logrado avanzar de manera muy significativa en la prevención de embarazos en las adolescentes de 15 a 19 años, aún falta incidir de manera más agresiva en las adolescentes menores a este grupo. Reconoció que, si bien también han tenido una tendencia a disminuir, esta disminución no ha ocurrido en la misma proporción con que ha ocurrido entre las de 15 a 19 años.
Además, mencionó que lo más grave de estas cifras es que por tratarse de niñas y adolescentes menores de 15 años, en la mayoría de los casos se asocia con situaciones de abuso.
Para la médica esto plantea nuevos retos a todas las instituciones involucradas, pero también a toda la población en general para continuar trabajando en la prevención del embarazo en la adolescencia, continuar con los procesos de educación, la sensibilización y hasta con la responsabilidad de denunciar cuando sea necesario.
En cuanto a la educación hizo alusión a la importancia de que ahora los programas de afectividad y sexualidad que se imparten en los centros educativos sean obligatorios, pues sus contenidos son imprescindibles como herramientas en la prevención de los embarazos en la adolescencia.
Finalmente señaló que el principal reto, como sociedad, es trabajar articulados para que las cifras de nacimientos de madres adolescentes estén cada vez más cercanas al cero.
Por eso en este 26 de setiembre que se conmemora el día mundial de prevención de embarazos en la adolescencia, el lema institucional es: Trabajemos juntos en la prevención del abuso y embarazo en la adolescencia. Denuncie. Silenciar no protege.