El mandatario se presentó ante el Tribunal Supremo Electoral junto al vicepresidente Félix Ulloa para formalizar sus aspiraciones para los comicios del próximo 4 de febrero.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, presentó la solicitud de inscripción para competir en las elecciones 2024 y lograr un segundo mandato consecutivo, a pesar de señalamientos de que es inconstitucional.
El mandatario junto con el vicepresidente salvadoreño, Félix Ulloa, su compañero de fórmula, llegaron a la sede del Tribunal Supremo Electoral (TSE), en San Salvador, en una caravana de vehículos que entró en el estacionamiento del ente colegiado a las 23.11 hora local (05.11 GMT del viernes), minutos antes de que venciera el plazo otorgado para que los candidatos presentaran su documentación.
El partido oficialista Nuevas Ideas (NI), formación con la que competirá Bukele, compartió en su cuenta en la red social X fotografías en las que se observa a Bukele y a Ulloa reunidos con magistrados del TSE.
En el exterior del recinto se instaló un fuerte dispositivo de seguridad, compuesto por militares y agentes del llamado Batallón Presidencial, y cientos de simpatizantes llegaron para apoyar a Bukele, quien tras el correspondiente trámite salió a saludar.
“El pueblo salvadoreño va a decidir si quiere seguir construyendo el nuevo El Salvador o si quieren regresar al pasado (…) vamos, con la ayuda de Dios, a enterrar a esa oposición para eso necesitamos arrasar en todas las urnas”, dijo el mandatario en una declaración.
“Falta mucho y todo eso lo vamos hacer en los próximos cinco años (…) El Salvador está listo para trabajar con toda la comunidad internacional de la mano, pero siempre respetando nuestra soberanía y nuestra independencia”, agregó.
Los magistrados del ente colegiado deben ahora analizar la solicitud de Bukele y aceptarla o rechazarla. Si la aceptan el mandatario será el primer jefe de Estado en ser un candidato a la Presidencia a la misma vez que es presidente.
“Si los magistrados de la TSE respetaran la Constitución y cumplieran la Constitución, como lo juraron, esa candidatura no debería ser inscrita porque no cumple los requisitos legales”, dijo en una conversación telefónica con EFE Mauricio Maravilla, abogado y comunicador.
De acuerdo con diversas interpretaciones de analistas afines al oficialismo, Bukele debe dejar la Presidencia el 1 de diciembre del año en curso, seis meses antes de acabar su período al frente del Ejecutivo, que concluye el 1 de junio de 2024.
El artículo 156 de la Constitución establece que “los cargos de presidente y de vicepresidente, y los de designados solamente son renunciables por causa grave debidamente comprobada, que calificará la Asamblea Legislativa”.
Maravilla apuntó que “en este caso el presidente no tendría ninguna causa grave por la que renunciar, es decir que su renuncia no debía ser admitida por la Asamblea” Legislativa.
En septiembre de 2021, los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) emitieron una resolución en la que se plasma un cambio de criterio sobre la reelección inmediata.
Los jueces, señalados por Estados Unidos de ser “leales” al Ejecutivo de Bukele y elegidos en un proceso irregular en la Asamblea Legislativa, apuntaron que la prohibición de la reelección inmediata es para un gobernante que haya estado en el poder por 10 años.
Hasta antes de este cambio, un mandatario debía terminar su período de 5 años y esperar 10 para buscar nuevamente la Presidencia.
Bukele anunció su intención de buscar la reelección en septiembre de 2022, con lo que se convierte en el primer presidente de la etapa democrática salvadoreña con la opción de buscar su reelección inmediata.
Diversos abogados, incluso la Facultad de Jurisprudencia de la estatal Universidad de El Salvador (UES), han señalado que la reelección de Bukele supondría la violación de varios artículos de la Constitución, como el que señala que la persona que haya ejercido la Presidencia no podrá “continuar en sus funciones ni un día más”.
Maravilla recordó que “la reelección en El Salvador es inconstitucional y por tanto cualquier acto jurídico o cualquier acto político que venga en consecuencia de la sentencia de la Sala de lo Constitucional lo único que hace es caer en el mismo vicio que esa sentencia de la Sala que habita al presidente para postularse”.