Día Mundial para la prevención del suicidio: Un llamado a la prevención y conciencia global

Cada año, alrededor de 703.000 personas se quitan la vida en todo el mundo, lo que convierte al suicidio en un problema de salud pública que afecta a todas las regiones y grupos de edad. Sin embargo, las intervenciones oportunas y de bajo costo pueden prevenir muchas de estas tragedias. La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca la importancia de adoptar estrategias multisectoriales que involucren a la salud, la educación, el empleo y otros sectores clave para abordar este problema.

Los grupos más vulnerables al suicidio incluyen a aquellos que enfrentan crisis emocionales, problemas económicos, rupturas sentimentales o enfermedades crónicas, así como refugiados, migrantes, pueblos indígenas y personas de la comunidad LGBTIQ+. Además, el suicidio tiene una prevalencia preocupante entre los jóvenes de 15 a 29 años, donde fue la cuarta causa de muerte en 2019. La OMS resalta la importancia de restringir el acceso a métodos letales, mejorar la educación sobre salud mental y detectar tempranamente las conductas suicidas.

A pesar de los esfuerzos, la falta de datos confiables y el estigma alrededor del suicidio siguen siendo obstáculos para su prevención. El tabú en muchas sociedades impide que se hable abiertamente del tema, lo que dificulta que las personas busquen ayuda. Actualmente, solo 38 países cuentan con estrategias nacionales específicas para prevenir el suicidio, lo que resalta la necesidad urgente de implementar políticas más efectivas.

La OMS continúa trabajando para reducir las tasas de suicidio, con el objetivo global de reducir en un tercio la tasa de mortalidad por suicidio para el año 2030, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se hace un llamado a los gobiernos y a la sociedad civil a sensibilizarse sobre este problema y a fortalecer las estrategias de prevención para salvar vidas.

Prevención y control

Es posible prevenir los suicidios adoptando medidas a nivel de la población, de determinados grupos poblacionales y del individuo. La OMS ha elaborado una guía para prevenir el suicidio denominada LIVE LIFE («Vive la vida») en el que se recomiendan las siguientes intervenciones de eficacia demostrada que se basan en la evidencia:

  • restringir el acceso a los medios utilizados para suicidarse (por ejemplo, los plaguicidas, las armas de fuego y ciertos medicamentos);
  • educar a los medios de comunicación para que informen con responsabilidad sobre el suicidio;
  • desarrollar en los adolescentes aptitudes socioemocionales para la vida;
  • detectar a tiempo, evaluar y tratar a las personas que muestren conductas suicidas y hacerles un seguimiento.

Estas medidas se deben acompañar de intervenciones básicas como un análisis de la situación, la colaboración multisectorial, la sensibilización, la creación de capacidad, la financiación, la vigilancia, y el seguimiento y la evaluación.

Las actividades preventivas exigen la coordinación y colaboración de varios sectores de la sociedad, incluidos los de la salud, la educación, el empleo, la agricultura y la ganadería, el comercio, la justicia, el derecho, las fuerzas del orden, la política y los medios de comunicación. Esas actividades deben ser amplias e integrales, dado que ningún enfoque puede atajar por sí solo una cuestión tan compleja.

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